LA "OMNIPOTENCIA HUMANA" : ¿EL NUEVO PECADO CAPITAL?

Considero que la distinción entre prevenir y curar radica principalmente en la humildad con la que nos enfrentamos a los misterios de la vida y reconocemos nuestras limitaciones. 

La obsesión actual por "vivir eternamente" y la idea de un "forever young" son lo que realmente está causando estragos en las personas, exacerbado por el temor a la muerte, que se utiliza como el principal motor de control en esta sociedad de consumo, que moviliza millones. Sin embargo, el miedo sigue siendo el mayor opresor del ser humano, independientemente de creencias, razas, géneros o condiciones socioeconómicas. 

La avaricia y la negación dominan la industria de la medicina moderna, incluyendo las prepagas, las obras sociales, las aseguradoras, la farmacología y la cosmética, entre tantas otras, todas ellas influenciadas por hacer dinero con el espejismo de que podemos evitar la muerte. 



La ciencia moderna, que ha funcionado como una especie de "gran ortopedia" frente al temor humano,  sólo ofrece un consuelo pasajero. No obstante, la soberbia o el desafío de superarse o ambas, impide que el ser humano lo reconozca abiertamente. 

Pero, ¿Cómo confiar "ciegamente" en la ciencia? Es la paradoja humana del conocimiento científico, ya que sabemos que no es infalible; avanza desafiándose a sí mismo y es reemplazable a medida que se producen nuevos descubrimientos, transitando de un paradigma a otro en su búsqueda de "algo superior". Es decir, está intrínsecamente ligado a la naturaleza humana, que es perfectible, evolutiva y está en constante movimiento. Y ese será también el destino del conocimiento humano. 

Considero, desde mi acotada perspectiva, reconociendo mi limitación, pero basándome sobre todo en la experiencia, que una diferencia real en el camino de la salud integral puede surgir de la toma de conciencia, tanto a nivel individual como colectivo. Si trabajamos seria y constantemente en cuidar nuestra salud, abandonando los hábitos más dañinos de un estilo de vida superficial y evasivo por prácticas saludables acompañadas de psicoeducación emocional, podremos lograr una vejez con menos deterioro físico y dolor, así como una mayor autonomía. Esto es simplemente sentido común, pero precisamente el sentido común es lo que escasea en una sociedad que se resiste a reflexionar por sí misma buscando constantes atajos.

Quizás no tendremos todas las respuestas, pero sin dejar de buscarlas, es que podremos finalmente hacer pie en una vida espiritual que sostenga con firmeza y benevolencia nuestra existencia, dotándola de significado, visión y sentido. Sin importar lo que hagamos para impedir la muerte, pues finalmente se trata de una cuestión de aceptación y sensatez saber que, fehacientemente, moriremos. 

Por esta razón, la famosa frase "SÓLO SÉ QUE NO SÉ NADA" cobra toda su relevancia, ya que sólo la humildad ante los grandes misterios del universo puede traer paz al alma humana y posibilitar un progreso concreto. 


Lic. Silvina L. Rodríguez
Psicóloga
Escucha Activa en Línea
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