EL PRIMER SIGNO DISTINTIVO DE NUESTRA IDENTIDAD
Cuando nos presentamos ante otras personas, llenamos un formulario con nuestros datos o nos preguntan quienes somos, damos nuestro nombre propio. Se nos ha otorgado un nombre y un apellido que nos menciona como seres singulares, ya que se refiere a nosotros mismos y no a otros, por lo que nos distingue y nos convoca.
Ese nombre, a veces elegido incluso mucho antes de nuestro nacimiento, de alguna manera entraña cierta idea de destino y de misión en la vida, pues trae consigo un mensaje que hemos de descifrar. Ese nombre viene cargado de significados, simbolismos y deseos de nuestros propios padres, de nuestra propia familia. Saber quién lo eligió y el porqué, es parte de conocer la historia que encarnamos.
Es sabido que en otros tiempos dentro de nuestra cultura, para nombrar al recién nacido se observaba en el calendario la fecha del natalicio, entonces se otorgaba al niño el nombre del Santo Patrono puesto que era lo corriente, como así también tradiciones familiares de nombrar a los primogénitos igual que el padre o el abuelo. Luego esas costumbres cayeron en desuso, y se dio paso a nombrar a los bebés según artistas de moda, personajes de ficción, o estrellas de la música o el deporte.
Lo cierto es que nuestro nombre propio forma parte de lo que nos identifica, por lo tanto de nuestra identidad que es un concepto que hace referencia a un conjunto de rasgos o características particulares que nos distinguen y diferencian de otras personas.
La identidad facilita la experiencia reflexiva de la propia subjetividad, nos permite como sujetos, tomar consciencia de nosotros mismos.
Te propongo que investigues el origen de tu nombre propio. Si sabes la historia, refréscala en tu memoria, escríbela. Y si no lo sabes, es una excelente oportunidad para que le preguntes a tus padres o a familiares, a ver qué información puedes recabar al respecto.
¿Tienes un nombre que no te gusta? ¿Tienes un nombre que ocultas y nunca usas? ¿Acaso te llaman por un apodo, sin usar tu nombre verdadero? ¿Te gustaría llamarte de otra manera? ¿Qué nombre elegirías y por qué?
Es una interesante forma de empezar poco a poco, un camino de autodescubrimiento, de embarcarnos en una investigación que tiene como objeto de estudio nuestra propia vida, a fin de conocernos más y amarnos mejor.
Lic. Silvina L. Rodríguez
Psicóloga
Escucha Activa en Línea
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