CARTA ABIERTA AL DESALIENTO 


Como un cansancio en el Alma, así se experimenta el desaliento en la vida: en el sentir que no valen de nada tus intentos de construir un mundo mejor frente a tanta maldad, tanta traición, tanta desidia, tanta ingratitud, tanto cinismo, tanta mentira... 

El desaliento te invita siempre a renunciar, a claudicar, a abandonarte, a dejarlo todo, a matar tus sueños, a acribillar tu alma, a desahuciarte, a anestesiarte, a olvidarte que latís porque tenés un corazón que ama pero que veces también se olvida de amarSE a conciencia. Es que el desaliento te odia con tanta pasión, con esa fuerza oscura que quiere apagar tu luz a toda costa.

Y en medio de tanta acechanza, de tanta persecución, tanta obsesión, desde un tímido rincón iluminando apenas con una pequeña flama, está ¡Tu Espíritu! con su fuego inextinguible, con tus sueños tirando del hilo de las ganas de seguir creyendo, de seguir mostrando, a pesar de todo, tus sentimientos más honestos y resistir la incomprensión, la burla, el escarnio, la crueldad y el cinismo, las injusticias, las traiciones y seguir, seguir adelante, soportando estoicos la falta de apoyo, la crítica y la maledicencia.

La vida es una herida absurda, dice el tango. Y así , tal como con gimnasia el músculo crece a través del esfuerzo de la nueva rutina de pesas, tu corazón se agranda, se agiganta, alquimiza toda la negatividad y ¡AMA! sigue amando, a pesar de todo. Sigue viendo lo bueno, lo bello y lo verdadero en cada cosa que acontece, sigue descubriendo motivos para estar agradecido y satisfecho.

Entonces te ponés de pie cien veces, mil veces, un millón...  Tu fuerza de voluntad te dice que sigas adelante. No hay más opciones, sólo la guía de esa luz que expande tu conciencia, que te invita a continuar, que te recuerda de lo que estás hecho.

No decaigas, porque lo que no sabés es que el desaliento se cree ganador, pero es un eterno impostor. Seguí adelante. Tu luz es mucho más poderosa, tu fuerza imbatible apenas está dormitando, por eso despertá porque tu momento de hacerlo es ahora.

Abrí los ojos ¡los de tu Alma! Sentí esa ráfaga de Amor Invencible dentro de tu corazón y ¡sonreí! No sabes la belleza que hay dentro tuyo cuando por fin sonreís. El poder personal y el amor propio que tenés cuando lo hacés ¡Nada que pertenezca a la oscuridad puede quedar en pie frente a esa luz! 

Entonces el cobarde desaliento con sus secuaces de odio desaparecerán ante el sol de tu victoriosa sonrisa, porque finalmente descubrís que ¡todos somos profundamente amados!, esta es una verdad que se revela casi como una epifanía, simplemente contemplando nuestra sola existencia. 

Más allá de nuestra condición, de nuestra personalidad, de nuestras limitaciones y experiencias, seguimos siendo amados. Entonces, cuando alcanzo a vislumbrar esta verdad eterna, bendigo todo tal como fue, tal como está siendo, tal como será. 

Durante muchos años busqué amor corriendo detrás de las necesidades ajenas, recolectando migajas de atención y afecto, dándolo todo hasta despojarme, postergándome y siempre cediendo para que no haya conflicto, para evitar esos gestos tan temidos de rechazo e indiferencia, que a pesar del esfuerzo, igual obtenía de una u otra manera. De nada sirvió, sólo para vivir al margen y anulada, traicionándome y faltándome el respeto a mi misma. No supe hacerlo de otra forma entonces, era una consecuencia. Y compruebo a diario que esto les pasa a muchos, a miles. Con esta actitud sólo se facilita el juego inconsciente y absurdo de dominadores y dominados, maltratadores y maltratados, abusivos y abusados, hasta el infinito. 

Hasta que cada uno encarne su verdad y sea sí mismo siendo feliz con serlo. Hasta que cada uno sea sí mismo, con todo, como sea, sin juicios. Hasta que cada uno sea sí mismo, siempre de su lado, incondicionalmente suyo, y que no te quieran disuadir porque no se trata de egoísmo ni de individualismo, sólo es justicia personal, es coherencia, es salud mental, emocional, física y sobre todo una verdad espiritual. Entonces recién ahí podemos ser libres, y amar en serio, al Todo en todos, siempre, sin importar distancias, diferencias ni otras circunstancias tan humanas...


Entiendo que somos principalmente LUZ pero con sombras . Sin embargo no te confundas, la luz no lucha con la sombra. No. Ni falta que hace. Tan sólo la refleja para que podamos verla y cuando la vimos...también se ilumina.

Entonces somos libres, libres en serio.

Lic. Silvina L. Rodríguez
Psicóloga
Escucha Activa en Línea
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